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25 de febrero de 2011

Es Una Verdad Universalmente Reconocida... Vol. 3 y Final

Como iba diciendo (...), el piso de abajo de la casa Austen había llegado a su fin. Bueno, el piso en sí seguía allí, éramos nosotras las que habíamos llegado al final (y eso que habíamos ido todo lo despacio y todo lo detalladamente que pudimos). Así que el momento de subir al piso de arriba había llegado.

Las escaleritas de verdad, qué medía está gente... a punto estuve de volver abajo de nuevo, rodando y con dos dientes menos por traspieses en un par de escalones, porque no me cabían los pies. Y no tengo un 41, amiguitos, tengo un 37.

En la entreplanta, sana y salva después del primer tramo, había una ventanita desde la que también se ve el jardín. No me gusta mucho subir fotos mías, pero bueno, tampoco se me ve tanto... Ésta es la ventanita en cuestión:


La vista desde ahí es increíble. Seguimos subiendo el último tramo, y decidimos dejar la habitación de Jane, a la izquierda, para el final. 

Las habitaciones del piso de arriba, además de la de Jane y Cassandra, eran el dormitorio principal, destinada para la cabeza de familia (la madre de Jane), the Admiral's Room, una habitación que utilizaban los hermanos de Jane cuando visitaban, y un par de habitaciones pequeñas. 

En la primera, la principal, en lugar de un dormitorio, lo que había era una especie de exposición con objetos que pertenecieron a la familia.  A ver qué había por ahí:

Chal de Jane Austen (regalito de su cuñada, es lo que pone en la etiquetilla).
Cositas hechas por...Cassandra, me parece. El pájaro seguro era de ella, los bordados me parece que también de Jane.


Zapatitos de no recuerdo quién, muy típicos para las evenings.




















Mi reino por esta sillita:
Sillita monísima








































 En fin. Seguimos explorando leeeentamente la planta de arriba, y la siguiente habitación que nos encontramos fue:


¿Admirals? Pues sí. Dos de los hermanos de Jane, Francis y Charles, fueron por lo visto personajes muy prominentes y de bastante renombre en su época. Almirantes o algo (ya podría haber yo investigado un poco más antes de contároslo...). El caso es que la habitación tenía un montón de tiestos curiosos y además muy bien conservados.  

Medallas y otros utensilios. La cuchara psh, nada del otro mundo, pero las medallas eran muy molonas, y el libro también.
Lo que también había era mucho material de papelería❤. Cartas y sobres y escritos de la época. Éste de abajo en particular era la invitación formal a un acto/evento/fiestorro a uno de los hermanos, no recuerdo cuál (creo que Francis).





























Y no sé vosotros, amiguitos, pero yo delante de este tipo de cosas me quedo embobada, intentando comprender lo alucinante del asunto. Alguien que estaba vivo y coleando como lo estoy yo ahora, tomó, doscientos años atrás, una pluma, este papel y este sobre, y escribió las palabras que aquel día, doscientos años después y en un país que no es el mío, yo estaba leyendo, cotillamente. Qué cosas.

Y mirad, subo esta foto de Francis porque en serio, es Jane con pelo corto, sin gorrito y con uniforme militar. 
Francis Austen, o The Clone. Qué barbaridad, eran la familia Corta-Pega
Seguimos andando hasta el final del corredor, y allí había...no sé si llamarlo habitación. Era más bien como cuando en las casas se hacen obras y la terracita del salón que no se usaba como tal queda convertida en un trocillo de salón también, un poco apartado. Pues así. Fue la parte más deprimente de la visita, con diferencia. No por el traje molón de la época... 


...sino por lo que veis veis ahí detrás en las paredes. Copias de la carta original que Cassandra escribió a su sobrina Fanny -creo-, relatando cómo habían sido las últimas horas de Jane. Y debajo, los cuadros que veis son la transcripción a máquina, para que se entienda.

Tuve que dejar de leer a mitad de carta. Era eso o perder la compostura y tirarme al suelo a berrear. Qué penita.


"...Desde ese momento hasta las cuatro y media, cuando dejó de respirar, apenas se movió, por lo que tenemos todas las razones para pensar que, gracias al Señor Todopoderoso, sus sufrimientos habían terminado. Un ligero movimiento de cabeza con cada respiración fue la tónica hasta su último aliento. Me senté junto a ella con una almohada en mi regazo, para ayudarla a apoyar la cabeza, que mantuvo fuera de la cama, durante casi seis horas.
El cansancio me hizo renunciar a mi puesto, dejando a Mrs. J. A. durante dos horas y media, y una hora después de volver a tomarlo, exhaló su ultimo aliento. Pude cerrarle los ojos, y ha sido una recompensa para mí poder brindarle ese último servicio. No hubo convulsiones ni nada en su rostro que indicara dolor, sino todo lo contrario, porque excepto el movimiento de cabeza, daba la impresión de ser una bonita estatua. Incluso ahora en su ataúd, su rostro posee un aire de dulce serenidad..." 

Salimos de allí rápidamente, porque no podíamos entrar en la habitación de Jane con esos espíritus, así que nos paramos a mirar los dibujos y las ilustraciones del pasillo. Eran pasajes de Orgullo y Prejuicio. Su Mr. Darcy en concreto me parecía horrendo, pero aun así eran muy curiosos de ver.Ésta en cocreto es la mítica "She's tolerable..." 
































 Y bueno. Después de mirar una por una las miniaturas del pasillo, mi compañera de fatigas y yo nos miramos, miramos hacia la puerta, y decidimos que había llegado ya el momento.


No se me ocurre cómo puedo transmitir qué se me pasaba por la cabeza en ese momento. En condiciones normales, es decir, visitando cualquier sitio con historia con el que tampoco me une nada, alucino con todo y me paso el tiempo reverenciando el lugar y su historia. 

En condiciones especiales, es decir, en la casa de la mujer que escribió una de mis novelas favoritas y la responsable de que yo y medio mundo suspiremos por un gentleman poco hablador y más bien desagradable, no sé qué decir. Curiosamente, es la habitación que menos recuerdo en cuanto a detalles físicos. God Bless my Nikon:

Palabras de Jane acerca de la habitación de uno en la habitación de Jane. De verdad que no sé cómo transmitir qué se siente. Transportación al interior de una de sus novelas no va desencaminado.


No su cama original, sino una réplica de la que tenían cuando los Austen vivían en Steventon.




Vista desde la ventana


Como comentaba en uno  de los pies, la sensación de estar en otra época estando allí dentro es lo que más recuerdo. Obviamente en parte por haber leído sus descripciones, ya que todo parece familiar de un modo u otro. El ambiente en toda la casa en general, y en esta habitación en particular, era de respeto. La gente hablaba bajito, o no hablaban en absoluto. En serio, todo estaba envuelto en una nebulosa que no es de nuestro tiempo.

Estuvimos allí todo el tiempo que pudimos, y cuando ya no hubo arruga de la pared que investigar, nos resignamos a bajar de nuevo. 

Volvimos a pasar por todas las habitaciones una vez más. En la puerta, y aprovechando que la Guardiana del Libro de Firmas se encontraba ausente, aproveché para echarle una plaquita a la constancia de que, servidora, en carne hueso y fanismo, había estado en la casa Austen de Chawton, Alton. 





Y colorín colorado, este cuento se ha acabado. 


xxx

PS: A la vuelta no sólo nos metimos en una tienda muy molona y Miss V. y servidora encontramos dos pañuelos y calcetines/babuchitasdeestarporcasa también molones, sino que entramos en un pub para hacer tiempo hasta la hora del train, y qué me encuentro?


Los All Blacks contra los Springboks. Día redondo total.

14 de febrero de 2011

Feliz Día del Orgullo Cursi!

La verdad es que hoy ha sido un domingo bastante ameno, en contra de todo pronóstico (ya dedicaré un día la entrada a rajar del domingo y por qué me cae tan gordo). 

Resulta que mañana es San Valentín. 

A mí esta celebración me parece bastante petarda pero con su puntillo, y confieso que secretamente me encantaría ser una romanticona de cartas perfumadas, flores y bombones, porque me parece que se lo tienen que pasar muy bien con los preparativos y tal. Pero por suerte o por desgracia yo tengo, en las inmortales palabras de la hermana que nunca tuve, el romanticismo de un cacahuete. O lo que es lo mismo, ni me gustan las poesías, ni que me regalen flores ni bombones. Y mucho menos el rollo rosa de esta fecha. 

La cuestión es, que ayer, en medio de una quedada muy amena de la que MASI fue parte, descubrimos una especie de concurso muy molón. Resulta que en el centro comercial al que fuimos, la dedicatoria más cursi se puede llevar 100 leuritos en compras en dicho centro comercial. Servidora, y las demás en realidad, nos paramos a leer varias, nos partimos y nos mondamos -especialmente con una que, en el centro del papel-corazón, había dejado escrito su nombre; SOLO su nombre, pensaría que Bécquer tenía razón con lo de Poesía eres tú-, pero al final nos fuimos sin concursar. 

Así que esta tarde me dije que si por casualidad mañana me paso por el centro comercial, podía dejar algo allí, que oye, esos 100 leuros serían muy bien acogidos en el seno de mi recién estrenado monenero.

De ahí que me haya pasado parte de la tarde investigando las frases más cursis, rositas y sanvalentinescas que puede haber. Y las moñadas valen su peso en bombones:

 (No he conseguido leerlo entero sin partirme de risa. Una amiga me preguntaba via FB si con eso se ligaba. Yo sospecho que una vez rebasada la barrera de los 13, no). 
Esta carta que te escribo no la tires en un rincón porque la tinta es mi sangre y el papel mi corazón
Porque lo más bonito es tener un corazón chorreante encima debajo de la almohada. Jesús.
“If I had letters “HRT” I can add “ea” and get HEART, If I add u then I’d “HURT” but I rather choose u and get hurt than have a heart without you. Happy Valentine’s Day”
  Ésta me dio dolor de cabeza a mitad de toda la teoría de las vocales y consonantes quita y pon.
Quisiera ser caramelo que ilusión tan loca para pasearme por tu piel y derretirme en tu boca"
Subiendo el tonillo como veis. Pero el verdadero asunto aquí es: ¿quién leches se pasa un caramelo por la piel?

Y ahora el Top 3 por excelencia:

#3 y medalla de bronce:
El otro día fui al cielo y me confesé con un santo, y de penitencia me dijo que no te quisiera tanto.
Estoy por hacer una research en condiciones porque me suena a coplilla.


#2 y medalla de plata:
Por 1 beso de tu boca
2 abrazos te daría
3 suspiros que demuestren
...4 veces tu alegría
y en la 5a sinfonía
de los 6 sueños que anhelo
7 veces te daría
las 8 letras de un te quiero
porque 9 veces por ti vivo
y 10 veces por ti muero
Porque el derroche de estrujamiento de coco para acabar escribiendo esto ha debido ser importante, sólo superado en mi opinión por...

#1 y medalla de oro, porque me dejó de palo, no sólo porque se estrujó la masa gris hasta hacerla crepe, sino porque además llegó a dar con algo original, moña y profundo al mismo tiempo:
Te dejaré de amar el día en el que un pintor pinte sobre su tela el sonido de una lágrima.
Todas vuestras aportaciones serán bienvenidas. 

Y ya un poco más en serio, si os molan estas cositas, que paséis un día fantástico, que a San Valentín, el cura casamentero al que Claudio le dio matarile por eso mismo, le hará ilusión. 

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9 de febrero de 2011

90 (a.k.a. A Life Story)

Hace mucho tiempo, había un joven que fue a luchar en una guerra fea y cruel; una guerra en la que hermanos mataban hermanos y las mujeres quedaban viudas con hijos a los que sacar adelante, y todo por nada. 

Único hijo de sus padres, estos intentaron persuadirle de todas las maneras posibles para que se quedara con ellos, pero no sirvió de nada. El joven hizo lo que todos los demás jóvenes de su edad querían hacer entonces. 

Para cuando la terrible guerra entre hermanos llegó a su fin, las oraciones de los padres del joven fueron escuchadas, o eso pensaron ellos, porque sea como fuere, volvió a casa sano.  Y aunque físicamente había sobrevivido, no había escapado de una pieza. Quien volvió fue un hombre viejo y amargado que no tenía ni los veinte años. Parte de él, el joven que era y que debería haber seguido siendo, se quedó en las trincheras. 

La vida siguió para el joven, y el viejo de 20 años en el que se había convertido conoció a una chica, se casó con ella, y formaron una familia. Lo que nadie sabía es que nunca había dejado de tener sueños acerca del olor de la guerra, del horror...y de quien había sido su mejor amigo de la infancia. 

Por algo tan absurdo como sus visiones políticas, un día se encontraron en lados opuestos de la trinchera. Pero el otro joven no fue tan afortunado; él nunca volvió a casa. 

Nunca hablaba de aquello, y por eso nadie sabía de la certeza que plagaba sus sueños. Porque el joven estaba seguro, o al menos tan seguro como podía estar, teniendo en cuenta que nada es claro en medio del caos, que había sido él y no otro quien había acabado con la vida de su amigo. Al principio había sido sólo una sospecha. Un algo en el estómago. Algo sobre sus posiciones. Durante muchos años, intentó recordarlo todo, cada detalle, algo que le indicara que estaba equivocado. Sin embargo, lo único que su mente le mostraba con claridad eran sus posiciones, y la sensación de tener que disparar o ser disparado. 
Finalmente la sospecha se convirtió en certeza en su mente. Si fue o no fue eso lo que ocurrió, ya no importaba.

Un día, muchos años después, ocurrió una terrible tragedia. Uno de los hijos del joven murió de forma inesperada. Fue disparado, a los 23 años, por su mejor amigo. Un accidente en la habitación de su academia militar.  

Nadie vio llorar al joven. Tampoco nadie podía saber que la tragedia, para él, tenía otro significado. La muerte de su hijo, pero especialmente la forma en que ocurrió, era la confirmación que había estado esperando toda su vida. La ironía de lo que había ocurrido no se le hubiera pasado por alto jamás. Había pagado lo que él había hecho tantos años atrás. Ni más ni menos.

Hoy, 8 de Febrero, el joven cumplió noventa años. Su esposa murió hace unos cuantos, pero sigue viviendo en la misma casa. Su mente sigue clara y despejada, su cuerpo un poco más rezagado. No le gustan los cumpleaños, mucho menos el suyo, y suele hablar de deudas pagadas y de su tiempo de descuento siendo demasiado largo para su paciencia. 

Por más que lo intento, ni siquiera puedo empezar a imaginarme lo que debe ser haber vivido tres veces lo que yo llevo vivido hasta ahora. Lo que es haber visto a casi todos tus amigos irse, uno a uno. Sus padres. Su esposa. Su hijo. Su independencia. Su orgullo de soldado (aunque eso lo mantiene intacto, que genio y figura). Creo habría utilizado todas mis fuerzas de ancianita de 90 años para atrancar la puerta y que no viniera nadie a darme el coñazo, sólo de vez en cuando y bajo preaviso.

Soy consciente de que cualquier día se saldrá con la suya y nosotros recibiremos una triste llamada a media noche, o a medio día. Pero bueno. Como él dice, ya ha hecho todo lo que tenía que hacer. Está tranquilo y preparado. Y digo yo que así deberíamos estar nosotros también. 

A mí me alegra que haya llegado hasta aquí. 

Feliz cumpleaños, Don Enrique. 

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