RSS

3 de abril de 2011

London Files - Cómo Conocí a Livia Giuggioli-Firth Mientras Intentaba Reprimir Saltitos Carpeteros

Todo comenzó con mi segundo viaje a London en calidad de Turista Definitiva, hará cosa de dos o tres años. 

Como toda fan de Colin que se precie, servidora sabía perfectamente que su cuñado Nicola, hermano de Livia, había abierto una tiendecita ecológica en Chiswick, London.  Patrocinada por supuesto, entre otros, por Colin❤.

Eco Age

Tiendecita por decir algo, ya que también asesoran empresas, hogares y lo que se tercie, para hacer un entorno menos dañino para el planeta y tal. 

Al margen de que a mí todas esas cositas me gustan y me llaman la atención, confieso que lo que me dirigió mis pasos hacia EcoAge no fueron ni las placas solares de última generación, ni el exterior de su segunda planta adornado con enredaderas, ni los monederos fabricados artesanalmente con productos naturales y dentro del comercio justo. Yo quería, ni más ni menos, estar allí y pisar donde Colin❤ había pisado. Y con suerte, igual hablaba un poco con el tal Nicola Giuggioli en cuestión. 

Aprovechando que teníamos una mañana tonta ahí sin saber qué hacer, mi compañero de excursión y yo nos aclaramos finalmente con qué metro debíamos coger y si estaba en zona 2, 3 o qué. Con toda la emoción del hecho en sí y tal, a mí se me pasó por completo un detalle importante: en London SIEMPRE hay que llevar paraguas a menos que no veas una nube en ninguna dirección hasta donde alcance tu vista o más. No era el caso ese día, por cierto. Si a eso le añadimos que yo odiaba la lluvia por aquel entonces -ahora ya tolero la londinense, la española todavía no-, y que mi mapa era un poco malo y nos perdimos, la cosa no estaba saliendo del todo redonda. 

Pero finalmente llegamos a nuestro destino. Yo estaba muy nerviosa, cual fanteeny pava que soy, y la presión casi me hizo no entrar y darme la vuelta. Menos mal que al final entré. 

En el mostrador no estaba Nicola. Estaba Alessandro, su hermano gemelo (sí, estoy enterada de todos los pormenores familiares que puedo). El muchacho nos preguntó si queríamos algo en cocreto. Le dije que no, que sólo mirar y tal, nos dijo que ah, mu bien, y entonces yo me dediqué a inspeccionar la tienda losa por losa. La sensación era muy rara, como si llevara un neón rosa "AMO A COLIN❤ PAVAMENTE Y ESTOY AQUÍ POR ÉL". Ale también nos dijo que había una planta arriba, así que allí nos fuimos. 

A los pocos minutos oímos algunas voces que subían. Entonces apareció Nicola, el hermano fundador de todo aquel chiringuito. Iba con una pareja de típicos ricachones y hablaban sobre poner placas solares en toda la casa, además de enseñarles una alfombra impresionante que había allí arriba. Nos saludaron educadamente, nos ignoraron como era debido, y se fueron en ná. Claro que nosotros no teníamos pinta de ricachones ecológicos que iban a dejarse allí los dineros.

Casi media hora más tarde, se nos habían acabado las cosas que miraren la planta de arriba, así que tristemente acepté que se me acababa el tiempo de estar ahí, donde Colin❤ había estado, y bajamos de nuevo. 

Alessandro seguía en el mostrador leyendo una revista o algo, y además de él había una chavala rubita que nos preguntó si queriamos algo. Cuando nos escuchó hablar entre nosotros, nos preguntó si éramos italianos. "No no, españoles," contesté, y ella, señalando a Alessandro, dijo que es que ellos eran italianos, y le había parecido. Él miró y nos confirmó su italianidad, y nos preguntó si necésitabamos algo -normal, teniendo en cuen el tiempo que llevábamos allí...

Nos volvimos hacia más cacharritos, cuando oímos la voz de la muchacha otra vez. Sólo que en este caso no era la muchacha rubia. Escuché, en inglés "Que son, italianos?" y entonces me volví. 

Y allí estaba Ella: 

Livia ❤
La verdad es que más favorecida y mucho más sonriente que sale aquí. 

Yo en ese momento estaba que no sabía como iba a desarrollarse la historia. Por un lado, temía haberme puesto colorada como un tomate, signo que me delataría de inmediato. 
Por otro, temía que se produjera algún cortocircuito buco-cerebral que me dejara en ridículo, en plan decir 'Colin❤' cuando quería decir 'hi'. 

Y por otro, quizá lo que más temía, es que no pudiera contener la emoción fanteeny y me pusiera a dar saltitos carpeteros mientras chillaba 'iiiiiiiiiiiiiiiii' cual rata cuartelera. Y lo peor: me dio PÁNICO que de algún modo, Colin❤ pudiera acabar materializándose allí mismo también. Porque una cosa es Livia, pero con él no sé si hubiera sido capaz de disimular. Por que qué se le dice a una persona que te ha gustado toda la vida cuando la tienes delante sin parecer a)imbécil, b) que has ido allí a ver si lo ves, pero haciendo que no.

Milagrosamente, nada de eso ocurrió. Yo siempre he tenido una teoría acerca de enfrentarnos a las cosas que nos ponen nerviosos, o nos dan miedo o lo que sea. Y es actuar. En aquel momento, y amparada en el hecho de que mi compi de excursión no tenía ni la más remota idea de quién era esa mujer tan sonriente que se estaba interesando por nosotros --ni podía hablar nada porque no sabía inglés--, decidí que lo mejor era interpretar el papel de alguien que realmente había pasado a visitar Chiswick por recomendación de otra persona, y que la tienda le había llamado la atención. 
Y así es como empezó la media hora larga de conversación con Livia, su hermano Ale, y yo.

Nos preguntó de qué parte de España éramos, repitió Andalucía en español, por cierto, decía que le gustaba mucho. Le conté que estábamos visitando el barrio y que era precioso. Ella nos habló maravillas del barrio, nos preguntó si estábamos hospedados por allí cerca, que qué nos parecía London, que siendo nosotros como ellos, mediterráneos, igual nos costaba mucho adaptarnos a la lluvia. Que ella aún echaba de menos el sol de Italia pero que se había acostumbrado. 

Después hablamos de lo caro que era London. Ale nos contó la pasta que se había dejado al llegar a London, nada más el primer mes, y eso que tuvo ayuda de su hermana y su cuñado (no sé cómo mantuve la compostura al mencionarlo). Nos contó que no encontraba trabajo de lo suyo -es actor- así que estaba ayudando a su hermano y hermana con la tienda. 

Hablamos luego un poco de medio ambiente y de las cosas que vendían, y en esto entró otra pareja de señores ricachones ecológicos, así que Livia nos pidió disculpas y se marchó a atenderlos. 
Con la misión más que cumplida, decidí llevarme un recuerdo de la tienda; un minicalcetín navideño hecho con materiales naturales y dentro del comercio justo (ahora sí me parecía importante de nuevo el hecho). Tuve que bromear en voz alta acerca de la ridiculez que me estaba llevando, porque el bochorno era supino. Eso y que estaba lloviendo a mares y no teníamos paraguas, así que tampoco tenía yo mucha prisa de salir al exterior a afrontar las inclemencias del tiempo y nuestro despiste. 

Cuando ya nos íbamos, Livia se acercó a decirnos adiós y a preguntarnos si no teníamos paraguas, que estaba cayendo la de dios. Me reí y le dije que daba igual, que ya me secaría cuando volviera a Espein... Qué mema, por dios. El directo, quiero pensar que fue. 

Y nada, byebyes y a empaparnos a la calle, pero muy contenta. 

A posteriori, confesé que yo sabía quién era la italiana guapa y simpática que había estado con nosotros. Mi compi de excursión me dijo que por qué no le había dicho nada, que la conocía o algo. Pero no podía; aún no he descubierto algo que decir en esas situaciones que no me haga sentirme ridícula. 

Y además, por otro lado, seguramente no hubiera sido la misma conversación si hubiera confesado que sabía quién era. En cambio, me pasé media hora charlando amigablemente con ella y con su hermano Ale. 

Y en fin, hasta aquí el primer episodio de la miniserie Cómo Conocí A... ya que solamente he conocido a Livia y a Dan (que el encuentro con Dan sí que fue muy bochornoso...). 

Habéis conocido vosotros a algún famosín que os molara? O que no os molara? Lograsteis mantener la compostura?

x

Seguidores