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18 de diciembre de 2011

Of... London.

Casi me da miedo hacer las cuentas del tiempo que hace que no me paso por aquí. 

Qué le habrá pasado a esta ahora? Se preguntará alguno por ahí, espero, aún. Pues muchas cosas, amiguitos. 
Entre ellas, y una de las más importantes detrás de mi mutismo absoluto, es que Lizzy ha hincado el pico. 

Lizzy --> Mi preciado notebook (el ordenador chiquitillo, vamos)
Hincar el pico --> Espicharla, palmarla, dejar de respirar, o como diría mi padre, entregar el correaje. 

Pues eso, que un día fui al baño y cuando volví, encontré a Lizzy mustia y apagada. Apagada del todo. Yo quiero pensar que está sólo en coma y que algún día despertará. Concretamente el día en que le dé dos patadas o algo. No sé. 

El caso es que si antes me costaba sacar un rato pa ponerme a darle a la tecla, ahora sin Lizzy, que lo que estoy usando es mi móvil, pues es un martirio. De hecho, esta entrada que estáis ahora leyendo la he escrito durante semana y media a ratos, así que disculpas por los saltos argumentativos que esto va a tener.

Bueno, antes de que se me vaya de las manos. Datos: 

Estoy en London. Yuju! 

Estoy trabajando en una Nursery que da para dos o tres telenovelas, de las largas además, así que no tanto yuju. Madre de dios. Con razón necesitaban tanta gente. Dinastía una mierda comparado con lo que hay metido allí. Pero ya contaré. Quitando eso, padres madres y nenes están muy contentos conmigo allí, así que yo ya empiezo a estar más contenta también. Muy cansada pero contentilla. 

Hoy me ha parecido ver dos copos de nieve cayendo. No estoy completamente segura, pero creo que era copos. La lluvia no se bambolea en el aire tanto tiempo. 

Mi habitación es tan pequeña que estoy casi de puntillas pasando de un lado a otro, echando unos gemelos de envidia. Como pro, estoy viviendo con una compañera de clase y otra chica (bueno y dos chavales supuestamente, pero como los he visto dos veces en dos meses, no cuentan). No tengo salón, así que me paso la vida en la cajilla de zapatos, o en la Nursery, o en la cocina. Pero en fin, los comienzos nunca son fáciles y ya sabía a lo que venía. Y es London. 

Y sobre todo...es London en Navidad. Voy a intentar subir alguna foto aquí, no sé como. Porque en realidad da lo mismo, al final es London. 

Por cierto, bajo el día 24. Una semana de nada, que no tengo más vacaciones, pero bueno, algo es algo. 

Y bueno, no sé qué más decir en esta entrada-reencuentro. Pedir disculpas me parece un poco como si en realidad la gente estuviese ahí esperando a saber de mi increíble e interesante vida, aportación básica para la humanidad y la continuidad de la raza... pero que sinceramente espero que os lo hayais estado pasando pipa en la Drawing Room sin mí (las pastas y el té se rellenan mágicamente, por eso no estoy preocupada xD), y que ya os iré contando anécdotas, sobre todo de la Nursery, que es donde ahora vivo prácticamente.

Buenas noches, 

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22 de octubre de 2011

Of Epitaphs, Concrete Ramps and Chihuahuas

Sobre Epitafios, Rampas de Hormigón y Chihuahuas

La primera vez que oí lo que podría ser perfectamente mi epitafio -si algún día me da por ser presuntuosa y hacer que me hagan uno- se suponía que yo no debía estar escuchando la conversación que mi madre estaba teniendo con sabe dios quién en ese momento. 
Mi madre no estaba muy contenta conmigo que digamos por entonces. Y en realidad con razón, ya que les había dado un susto de muerte a ella y a mi padre, cuando subí del patio con las rodillas, manos y cara desolladas. 

"Muy resuelta, nos ha salido ésta, por no decir otra cosa..."

Ni que decir tiene que no estaba alabando mi determinación ni mi capacidad resolutiva. Lo que había ocurrido había sido lo siguiente:

Solía haber una rampa muy empinada donde mi padre aparcaba el coche, ahí en plan terraplén de arenilla detrás de los pisos. Día tras día, yo veía a los niños más mayores que yo correr rampa abajo -rampa hecha de hormigón de éste granulado, para más señas-, tomando velocidad hasta que, triunfantes, llegaban al final sin matarse. Y así es como, sin darme cuenta, una idea había empezado a germinar en mi cabecilla.

Yo tenía cinco o seis años entonces, creo. Quizá siete. Y por desgracia ya me había visto yo a mí misma rampa abajo. Recuerdo quedarme observando muy atenta a los niños que conseguían bajar la rampa sin romperse la cabeza ni nada (viva el aprendizaje vicario :D) y también tomando nota de qué NO hacer gracias a unos cuantos melones que sí se partían cosas, por imprudentes.

Mi madre, siendo mi madre, se había dado cuenta de mis miradas analíticas y mis ojillos brillantes. "Ni se te ocurra. Es peligroso y estúpido hacer eso", me advirtió la pobre, seriamente. Pero ya era tarde. Yo ya estaba bajo el hechizo de aquella estúpida y peligrosa rampa, que en realidad me daba pánico, y por lo tanto me atraía de manera brutal.

Así que pasado el período oportuno de observación, un día decidí que finalmente estaba lista para intentarlo, cuando no estaba bajo supervisión parental. El primer intento fue un fracaso; perdí todo el fuelle, el valor y la dignidad nada más acercarme al borde de la rampa, así que me paralicé por completo. Además, no podía dejar de mirar hacia la ventana de mi salón, que daba a ese lado, por si mi madre me pillaba in fraganti. Derrotada, me fui a mi casa, pero incapaz de dejar de darle vueltas.

Las siguientes veces intentaba distintas cosas. Me acercaba cuando nadie me veía, pero no lo hacía. Otras veces hacía como la que iba a tirarse, y daba unos cuantos pasos más, pero siempre hasta donde podía volverme, y siempre me volvía.  Hasta que un día, un glorioso día, me cogí por sorpresa, reuní valor, y seguí adelante.

Ni que decir tiene que fue un completo desastre y acabé rodando rampa abajo cual croqueta muy torpe. Resulta que era mucho más difícil de lo que yo había calculado -la variable de mi falta de equilibrio había sido ignorada, por ejemplo. Y bueno, hubo consecuencias peores que la sangre y el desollamiento general, porque resulta que mis padres eran muy estrictos con cualquier actividad que pudiera acabar en nuestros fallecimientos prematuros.

Pero ah, la sensación....Sangre, consecuencias y vergüenza total al margen, la cuestión es que lo había conseguido. Casi me mato, vale, pero aun hoy recuerdo claramente la sensación de haberlo conseguido. Había superado mi miedo y había bajado por la rampa. La perfeción en la ejecución no era mi prioridad todavía.

Después de esa primera, vinieron muchas rampas, claro. Porque, hasta la fecha, el proceso no ha cambiado mucho por desgracia, y cuando los susurros de una idea se instalan en la parte trasera de mi coco, tengo que ir hasta el final para callarlos.

Las rampas sí que han ido cambiando a lo largo de los años.

Hubo una rampa no mucho después de aquella primera con la forma de una bici sin ruedines. Montón de horas y frustraciones y desollones después, una mañana descubrí que me había enseñado a mí misma a montar en bici.  Mordor 0 - MiniYo 2

Luego estuvo esta otra rampa con la forma de un columpio de neumático. La idea era dar la voltereta hacia atrás agarrada firmemente a las cadenas, acabando en un aterrizaje perfecto mirando al suelo y con los pies juntos. Una tarde por fin lo conseguí. También, con mucha dignidad, recogí un par de trozos de diente del suelo e informé a mis amigos, escupiendo, que me iba un momento a mi casa, que ahora bajaba. Obviamente, no bajé, ni esa tarde ni en unas cuantas más, pero en fin. Mordor - 0  MiniYo 3

Otra rampa cogió la forma de una piscina donde no hacía pie en ninguna parte. me costó dos veranos y mucha vergüenza, porque ya no era tan niña, pero la idea ya estaba ahí.Por lo tanto, Mordor 0 - MiniYo 4

Y así muchísimas más que podría contar hasta que, finalmente el año pasado, me tiré por la rampa que acababa en un país extranjero, casi sin pelas, sin conocer a nadie, yo solita. Pero tenía que hacerlo. El martilleo se había vuelto insostenible. Mordor 0 - MiniYo MUCHO.

Por mucho que yo piense todo lo contrario, puede que mi madre tuviera una mijilla de razón aquel día. Quizá soy demasiado resuelta para tonterías, o al menos la parte obsesiva de mi cabeza lo es. O quizá cuando dijo eso de 'por no decir otra cosa', a lo que se refería era a que soy más que nada imbécil y cabezona, empujándome a mí misma hacia rampas por las que no necesito rodar en realidad en lugar de conformarme con la seguridad de lo conocido y lo fácil. Vete tú a saber. 

La cosa es que así es como funciona, y en el momento en que algo (o alguien, como bien aprendí cuando fui creciendo y empecé a mezclarme con hombres...) me interesa, me parece complicado o imposible de conseguir, comienza la batalla entre el pánico total y el deseo absoluto. No importa el miedo que me dé, los susurros no se van hasta que lo intento de alguna manera. Y normalmente por una razón.

La cosa, que tiene guasa, es que ni siquiera se trata de tener éxito al final, al menos no en su idea tradicional. De hecho, la mayor parte del tiempo acabo de nuevo rodando cual croqueta torpe y desollada. Pero en verdad merece la pena. Primero, porque para mí el éxito es tirarme por la rampa. Y los resultados reales pues oye, un bonus. Y segundo y casi más importante, porque los remordimientos y los susurros desde Mordor, tal y como yo los conozco, son mil veces peores que cualquier brecha que jamás me he hecho tirándome por cualquier rampa por la que jamás me he tirado.

La última rampa la llevaba observando durante un tiempo, como algunos ya saben. Una rampa a la que a día de hoy no le veo yo el final muy claramente. Resulta que he vuelto a London, después de mucho perder pelo, peso y sueño. Y cordura, obviamente.

Y ya no soy aupair, ni pertenezco al limbo algodonado en el que viven. Ahora ya me he hecho mayor, y empiezo a trabajar en una Guadería/escuela infantil este lunes 24, amiguitos, y estoy, por decirlo así más elegantemente, una mijita aterrada. De repente me doy cuenta de que no tengo ni idea de qué estoy haciendo ni qué tengo que hacer (vale, lo normal cuando se es nuevo blababla), pero no sólo por el trabajo. A este ritmo de perder pelo, peso y cordura, calculo que en un par de semanas me habré convertido en un chihuahua. En fin.

Tengo muchas ganas de salir pitando, o de quedarme debajo del edredón, como hice esta mañana hasta que me dio vergüenza por mis compañeros de piso, que soy nueva y tampoco es cuestión de ganar fama innecesariamente pronto. Pero ya he llegado a un punto de la rampa en que he pasado el Punto de No Retorno, ya no puedo volver patrás, y estoy ahí cogiendo velocidad. Y aunque seguramente acabaré con las manos, las rodillas y la cara echada abajo, igual tenía que hacerlo.

Y oye, sobreviví mi primera rampa de hormigón a los seis años. Igual mi madre estaba sobre la pista de algo, ese día.

Seguiremos informando. En serio esta vez!

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9 de octubre de 2011

Of Wisdom On Two Legs

Porque la tengo aquí al lado y se ha quedado toda la inspiración de las dos, y aunque seguro que algunos ya lo habéis leído: 


PD: Volveré... (en menos de lo que pensáis... :D)

19 de agosto de 2011

The Anonymous Tramp That Brightened My Week

El Vagabundo Anónimo Que Me Alegró La Semana  ( Y abajo la tenéis en Versión Original :D)

Siempre he sido una defensora del concepto 'nunca sabes cuándo las cosas están a punto de cambiar.' Suena optimista y molón, y en realidad puede serlo, pero como también puede ser todo lo contrario. Filo-ladrillos aparte, para mí siempre ha sido más bien lógica. La experiencia me avala también, pero más que nada la lógica. No sabemos nada, y no hay más que hablar. Así que incluso cuando me llegan los tambores de Sauron desde Mordor, que es un sabihondillo y un hijoputa, siempre intento recordar que, por mucho que tema, la realidad es que no sé nada. Qué será será, whatever will be will be...etc. 

Al mismo tiempo, hay otra Verdad Universal sobre los buses de London. En el año y pico que llevo siendo londinense, creo que podría contar una historia diferente en cada uno de los viajes que he hecho en bus. Quizá es que me aburro mucho en los transportes públicos, o que London me mola tanto que todo lo observo. El caso, que siempre hay algo: historias estúpidas, divertidas, raras, pelín miedito...y luego está la de esta mañana, que sin duda se lleva el premio de todas. Y juro solemnemente que voy a embellecer nada.

Bus 155 hacia Clapham. Me siento junto a una de las ventanas, sitio libre a mi lado. Como no podía ser de otra manera, el típico vagabundo-borrachín-chalao-alérgicoalagua, con una barba que claramente albergaba todo un ecosistema propio, se me sienta al lado, con un "good morning, madam", muy educado, eso sí. Le ofrezco la sombra de una sonrisa, empiezo a respirar por la boca todo lo discretamente que puedo, y me pongo a mirar por la ventana, en caso de que le dé por querer conversación, que suele pasar. 

Efectivamente, le oigo hablar. Pero lo que oigo no es lo que suele pasar. 

"Pareces triste." 

Al principio, ni siquiera sé si es a mí. Sí es. Y de verdad, me ha cogido por sorpresa. Miro a Tramp, pero no digo nada. Él me está mirando muy fijamente.

"Sí, es verdad. Pareces triste."

"No lo estoy", digo un poco a la defensiva, cosa que no me mola, intentando cortar la conversación y volver a mirar por la ventana. Pero la cuestión es que me ha dejado de palo.

"Me he pasado la mayor parte de mi vida triste, sé cuando alguien lo está. Y estás triste. Lovely ladies como tú no deberían estar tristes. ¿Es algún capullo el que te hace estar así? No deberías preocuparte, los hombres somos unos mierdas."

No puedo evitar sonreirle.
"Puede, pero no, no es eso. Y en serio, no estoy triste."

"¿Se ha muerto alguien?" 

"No que yo sepa; espero que no." 

"No es malo estar triste, sabes. Yo voy siempre borracho. No siempre, pero sí todos los días. Yo bebo porque soy un capullo, pero los capullos también pueden estar tristes, sabes."

"Los capullos probablemente tienen buenas razones para estar tristes. Lo sé."

Tramp me mira, diferente. De repente él también parece diferente, sobrio. Casi como si hubiera dejado de ser un vagabundo borracho en un bus.

"Me tengo que bajar en la siguiente, así que podrás respirar por la nariz de nuevo pronto, madam. Lo que sea que te hace estrar triste, mándalo a la mierda. Nada es tan importante, la vida es una mierda. Pero a veces se puede encontrar un camino entre la mierda, sabes. Y la mierda cambia. Un día es una mierda, al día siguiente es otra. Y eso es bueno. Y a veces la mierda desaparece. Así, tal cual, se va. Me gustan tus ojos. Tus ojos pueden ver las cosas. La mierda que te hace estar triste desaparecerá."

No tengo ni idea de qué le pasará a mi mierda, pero mis ojos en ese momento no son capaces de ver mucho, ni muy nítido.

"Que tengas un buen día, madam. Ha sido un placer," y hace una pequeña reverencia con la cabeza.

"Un placer, efectivamente," le digo, y no miento. "Que tengas un buen día tú también."

El Vagabundo se baja del bus, arrollando a un par de señoras. Sigo respirando por la boca un poco más. Estoy a punto de sacar mi phone y hacerle una foto, pero no me atrevo a sacar fotos de gente en buses, y además se ha bajado por la otra parte, así que no le vería de todas maneras. 

Como iba diciendo, nunca sabemos cuando la mierda está a punto de cambiar. 

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The Anonymous Tramp Who Brightened My Week



I've always been a defender of the concept 'you never know when everything is about to change'. Sounds optimistic and cheerful, and in a way might be, as might be just the opposite. But philo-rant aside, for me it was always just logic. Experience backs me on this one as well, but mostly logic. We know nothing. So even when I start to feel the pangs of pessimistic smartarseness, I still try to remember that I know nothing. The future's not ours to see, qué será será, what will be, will be, etc.

At the same time, there's another Universal Truth about buses in London. In the roughly a year or so I've been a Londonder, I think I could tell some story or another about every single one of my rides. Or maybe I'm just a very bored individual who notices things when taking public transport. Stupid things, funny things, weird things, downright scary things...but today's thing tops them all. And I solemnly swear that I have embellished nothing.

Bus 155 to Clapham. I'm sitting by the window, vacant seat beside me. Tyipical tramp-drunkie-lunatic-allergictowater, with a beard that looks like it could be hosting an entire ecosystem of its own, sits by my side with a polite Good Morning, madam. I offer the shadow of a smile, start breathing through my mouth as discretely as I can, and keep on staring through the window.

"You look sad."

At first, I don't know if he's speaking to me. And second, I'm not expecting that. I look at Tramp, but say nothing. He's looking at me very intently.

"Yeah, you do. You look sad. "

I look at him for a second. "I'm not," I say a bit defensively for my taste, trying to cut the conversation and looking again through the window, but the statement out of the blue has taken me aback.

"Yes you are. I've been sad most of my life, I can tell. You are sad. Lovely ladies like you shouldn't be sad. Is it a fucking bastard, the one making you sad? You shouldn't bother, we men are shite. Some fella will be for you."

I can't help but smile.

"Maybe. But no, it's not. And really, I'm not sad."

"Someone died?"

"Not that I know of. I hope not."

"It's not a bad thing to be sad, you know. I'm always drunk. Not always, but everyday. I drink because I'm a sodding bastard, but sodding bastars can be sad too, you know."

"Sodding bastards probably have good reasons to be sad. I know."

Tramp stares at me. He looks suddenly different, sober. Almost, almost, like he's not a Trump in the bus anymore.

"I have to get off in the next one, so you will can [sic] breath with your nose again soon, madam. Whatever is making you sad, tell them to fuck the fucking hell off. Nothing matters, life's all shit. But at times you can find your way in the shit, you know. And shit changes, too. One day is one shit, the next s'another shit. And that is a good thing. And sometimes the shit is gone. Just like that, fucking gone. I like your eyes. Your eyes see things. Your shit will be gone."

I don't know about my shit, but my eyes are not seeing much at the moment. Not even blinking, I'm sure of it.

"Have a good day, madam. Been a pleasure," and he does a small bow with the head.

"Been, indeed," and I mean it. " Have a good day, you too."

Tramp quickly gets off the bus. I still breath through my mouth for a bit longer. I am almost ready to take my phone out and take a picture of him, but I don't dare to picture people in buses, and anyway he's on the opposite side, so no luck.

As I was saying, you never know when the shit is about to change.

Night night.

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18 de julio de 2011

From: Bela To: The Drawing Room

Querida Drawing Room: 

Aunque no lo parezca, he estado leyendo todas y cada una de las charlitas que has tenido por aquí. A veces me he reído, a veces me he identificado mucho con tus historias, y a veces me ha dado así como gotera en el ojillo. Lo típico. 

La cuestión es, que hace mucho que no te escribo, y me ha parecido que la primera noche que tengo internet decente, de nuevo en London, tenía que emplearla en dedicarte una entrada a ti, en lugar de contarte cómo estamos aquí PILUNA y servidora (que ya lo contaré también como evento que es, claro está). 

Yo sigo teniendo muy presente que, por norma general, a todos nos parece tremendamente importante lo que nos ocurre día a día, pero que la realidad es que, por normal general también, no lo es. Es decir, para cada uno sí lo es, pero siendo objetivos, no da para una novela interesante. No da para una novela de bolso de playa, de hecho.

Es por eso que me sigue pareciendo muy surrealista que estés ahí, Drawing Room, escuchando atentamente -o algo- todas las chorradas que te cuento, y sobre todo teniendo en cuenta que últimamente la tecnología no me ha dejado contar mucho. Sin embargo, tú me has animado a que haga muchas cosas que no sabía si terminaría haciendo. Me has hecho reír con aventuras y desventuras. Me has hecho sonreir cuando me has animado con mi best seller porque resulta que, por alguna razón que se me escapa, te has tragado todo un blog de tonterías de las que hablaba antes. Aquí entre nosotros, tengo que confesarte, Drawing Room, que ojalá escribiese igual de libremente que lo hago aquí cuando estoy con el best seller. Por eso los ánimos son especialmente bienvenidos. Y como también antes te decía, igual me ha dado llorera con algunas de las cosas que has contado, personales y que cuestan contar. 

Así que no me tienes que dar las gracias por dejarte un hueco para charlar tranquilitamente cada vez que te venga en gana.Soy yo la que te tiene que dar las gracias por seguir visitando aun cuando no estoy yo en casa!  Basil está monísimo cuando está acompañado, y los French Fancies vuelan, señal de que os gustan y que tengo que comprar más.

Espero que te lo pases muy bien de vacaciones, o en Manhattan -a la que voy a volver sin faltar un día-, haciendo aupairismo familiar. O simplemente rascándote la barriguilla después de un año horrible de estudios, de problemas, o de llevar colegios que otros ineptos no saben llevar. Aun así, siempre aquí has venido de visita, a relajarte, a pasar un buen rato, o a echar sapos y culebras y azufre por la boca.

Y yo te lo agradezco aquí y ahora.

Ay Drawing Room, qué haría yo sin ti.

Un cyberachuchón gordo desde la tierra de los 17 de Julios disfrazados de Octubre. 

xxx



11 de junio de 2011

Os acordáis de la muchacha ésta que tenía un blog de London o algo...?

Pues sigue viva! 

Por más que nos pese a las almas decimonónicas como la que aquí suscribe, internet es la vida y si no la tienes eres de repente un paria social y no existes. Afortunadamente sigo existiendo en la vida real. 

Esta noche tengo un pico de internet, así que voy a probar suerte por segunda vez y a ver si subo esto de manera decente. De hecho acabo de darme cuenta de que ni me funcionan los comentarios ni llegó a publicarse una entrada de hace ya varias semanas, así que en fin, Optimismo Kamikaze y ya está. Espero que en la Drawing Room siga habiendo gentecilla! :D

No sé qué contar, de tantas cosas, aunque he de decir que esta vez está siendo más tranquilo y no estoy viendo tantas cosas como la vez anterior. Pero bueno, para que os hagáis una idea: 

· Estoy cogiendo el metro más que en todo el año pasado. Lo bueno es que vivo a 5 minutos largos de la parada, así que en realidad me está viniendo bien, porque no me agobio tanto cuando vuelvo de noche, y lo malo que me estoy arruinando. Ya contaré más de la fauna y flora del metro, que es un mundo paralelo... Y tengo un amiguito de metro! Un señor muy muy MUY mayor que me saluda todas las mañanas que me lo veo, y todo porque un día le ayudé con una bolsa.

· El Proficiency es muy difícil, pero el Optimismo Kamikaze es bueno. Y sobre todo real, aviso. 

· He encontrado El Pub Perfecto. Se llama The Antelope y no hay palabras para describir lo destartalado y antiguo y bohemio y de todo que es. Foto de muestra: 
 · Casi vivo en Starbucks. Esto es un ejemplo de mi cotidianidad Al Salir de Class: 

Steak and Cheese panini, Tall Latte y mi tarea :D
· My regency room ♥ ♥ ♥ ♥ ♥ ♥ ♥ ♥ ♥ ♥ ♥ ♥

The library


Obras completas de Charles Dickens por lo menos de los años 30.

Mi sillita tipo Regencia 
 · Tengo los exámenes la semana que viene y estoy una mijita de los nervios. Optimismo Kamikaze, ven a mí. 

· Es más emocionante ver a Nadal ganar el Roland Garros aquí que en España. 

· He visto The Phantom of the Opera y he flipado. We will Rock You the Queen viene detrás (si me queda ninero, que estoy un poco tiesa como ya he comentado). 

 Bueno, teniendo en cuenta que internet me está dando avisos, lo dejo aquí por hoy. A ver si continuo subiendo cosilla. 

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PD: They're back :D



7 de mayo de 2011

Pues Toma London...THE RETURN

Por qué llevo tanto sin escribir? 

PORQUE ESTOY EN LONDON, AMIGUITOS!! 

Después de lo que pareció un largo y complicado parto mental de alto riesgo, cogí mi maletita roja y aquí estoy. 

Mi internet es una kk total y no se sabe cuando habrá y cuando no, pero en cuanto pueda y tenga un rato y no esté flipando con mi nueva habitación -no puede ser mas AUSTEN- os empiezo a contar cositas. 

Kisses desde la tierra del Big Ben, una vez más!

3 de abril de 2011

London Files - Cómo Conocí a Livia Giuggioli-Firth Mientras Intentaba Reprimir Saltitos Carpeteros

Todo comenzó con mi segundo viaje a London en calidad de Turista Definitiva, hará cosa de dos o tres años. 

Como toda fan de Colin que se precie, servidora sabía perfectamente que su cuñado Nicola, hermano de Livia, había abierto una tiendecita ecológica en Chiswick, London.  Patrocinada por supuesto, entre otros, por Colin❤.

Eco Age

Tiendecita por decir algo, ya que también asesoran empresas, hogares y lo que se tercie, para hacer un entorno menos dañino para el planeta y tal. 

Al margen de que a mí todas esas cositas me gustan y me llaman la atención, confieso que lo que me dirigió mis pasos hacia EcoAge no fueron ni las placas solares de última generación, ni el exterior de su segunda planta adornado con enredaderas, ni los monederos fabricados artesanalmente con productos naturales y dentro del comercio justo. Yo quería, ni más ni menos, estar allí y pisar donde Colin❤ había pisado. Y con suerte, igual hablaba un poco con el tal Nicola Giuggioli en cuestión. 

Aprovechando que teníamos una mañana tonta ahí sin saber qué hacer, mi compañero de excursión y yo nos aclaramos finalmente con qué metro debíamos coger y si estaba en zona 2, 3 o qué. Con toda la emoción del hecho en sí y tal, a mí se me pasó por completo un detalle importante: en London SIEMPRE hay que llevar paraguas a menos que no veas una nube en ninguna dirección hasta donde alcance tu vista o más. No era el caso ese día, por cierto. Si a eso le añadimos que yo odiaba la lluvia por aquel entonces -ahora ya tolero la londinense, la española todavía no-, y que mi mapa era un poco malo y nos perdimos, la cosa no estaba saliendo del todo redonda. 

Pero finalmente llegamos a nuestro destino. Yo estaba muy nerviosa, cual fanteeny pava que soy, y la presión casi me hizo no entrar y darme la vuelta. Menos mal que al final entré. 

En el mostrador no estaba Nicola. Estaba Alessandro, su hermano gemelo (sí, estoy enterada de todos los pormenores familiares que puedo). El muchacho nos preguntó si queríamos algo en cocreto. Le dije que no, que sólo mirar y tal, nos dijo que ah, mu bien, y entonces yo me dediqué a inspeccionar la tienda losa por losa. La sensación era muy rara, como si llevara un neón rosa "AMO A COLIN❤ PAVAMENTE Y ESTOY AQUÍ POR ÉL". Ale también nos dijo que había una planta arriba, así que allí nos fuimos. 

A los pocos minutos oímos algunas voces que subían. Entonces apareció Nicola, el hermano fundador de todo aquel chiringuito. Iba con una pareja de típicos ricachones y hablaban sobre poner placas solares en toda la casa, además de enseñarles una alfombra impresionante que había allí arriba. Nos saludaron educadamente, nos ignoraron como era debido, y se fueron en ná. Claro que nosotros no teníamos pinta de ricachones ecológicos que iban a dejarse allí los dineros.

Casi media hora más tarde, se nos habían acabado las cosas que miraren la planta de arriba, así que tristemente acepté que se me acababa el tiempo de estar ahí, donde Colin❤ había estado, y bajamos de nuevo. 

Alessandro seguía en el mostrador leyendo una revista o algo, y además de él había una chavala rubita que nos preguntó si queriamos algo. Cuando nos escuchó hablar entre nosotros, nos preguntó si éramos italianos. "No no, españoles," contesté, y ella, señalando a Alessandro, dijo que es que ellos eran italianos, y le había parecido. Él miró y nos confirmó su italianidad, y nos preguntó si necésitabamos algo -normal, teniendo en cuen el tiempo que llevábamos allí...

Nos volvimos hacia más cacharritos, cuando oímos la voz de la muchacha otra vez. Sólo que en este caso no era la muchacha rubia. Escuché, en inglés "Que son, italianos?" y entonces me volví. 

Y allí estaba Ella: 

Livia ❤
La verdad es que más favorecida y mucho más sonriente que sale aquí. 

Yo en ese momento estaba que no sabía como iba a desarrollarse la historia. Por un lado, temía haberme puesto colorada como un tomate, signo que me delataría de inmediato. 
Por otro, temía que se produjera algún cortocircuito buco-cerebral que me dejara en ridículo, en plan decir 'Colin❤' cuando quería decir 'hi'. 

Y por otro, quizá lo que más temía, es que no pudiera contener la emoción fanteeny y me pusiera a dar saltitos carpeteros mientras chillaba 'iiiiiiiiiiiiiiiii' cual rata cuartelera. Y lo peor: me dio PÁNICO que de algún modo, Colin❤ pudiera acabar materializándose allí mismo también. Porque una cosa es Livia, pero con él no sé si hubiera sido capaz de disimular. Por que qué se le dice a una persona que te ha gustado toda la vida cuando la tienes delante sin parecer a)imbécil, b) que has ido allí a ver si lo ves, pero haciendo que no.

Milagrosamente, nada de eso ocurrió. Yo siempre he tenido una teoría acerca de enfrentarnos a las cosas que nos ponen nerviosos, o nos dan miedo o lo que sea. Y es actuar. En aquel momento, y amparada en el hecho de que mi compi de excursión no tenía ni la más remota idea de quién era esa mujer tan sonriente que se estaba interesando por nosotros --ni podía hablar nada porque no sabía inglés--, decidí que lo mejor era interpretar el papel de alguien que realmente había pasado a visitar Chiswick por recomendación de otra persona, y que la tienda le había llamado la atención. 
Y así es como empezó la media hora larga de conversación con Livia, su hermano Ale, y yo.

Nos preguntó de qué parte de España éramos, repitió Andalucía en español, por cierto, decía que le gustaba mucho. Le conté que estábamos visitando el barrio y que era precioso. Ella nos habló maravillas del barrio, nos preguntó si estábamos hospedados por allí cerca, que qué nos parecía London, que siendo nosotros como ellos, mediterráneos, igual nos costaba mucho adaptarnos a la lluvia. Que ella aún echaba de menos el sol de Italia pero que se había acostumbrado. 

Después hablamos de lo caro que era London. Ale nos contó la pasta que se había dejado al llegar a London, nada más el primer mes, y eso que tuvo ayuda de su hermana y su cuñado (no sé cómo mantuve la compostura al mencionarlo). Nos contó que no encontraba trabajo de lo suyo -es actor- así que estaba ayudando a su hermano y hermana con la tienda. 

Hablamos luego un poco de medio ambiente y de las cosas que vendían, y en esto entró otra pareja de señores ricachones ecológicos, así que Livia nos pidió disculpas y se marchó a atenderlos. 
Con la misión más que cumplida, decidí llevarme un recuerdo de la tienda; un minicalcetín navideño hecho con materiales naturales y dentro del comercio justo (ahora sí me parecía importante de nuevo el hecho). Tuve que bromear en voz alta acerca de la ridiculez que me estaba llevando, porque el bochorno era supino. Eso y que estaba lloviendo a mares y no teníamos paraguas, así que tampoco tenía yo mucha prisa de salir al exterior a afrontar las inclemencias del tiempo y nuestro despiste. 

Cuando ya nos íbamos, Livia se acercó a decirnos adiós y a preguntarnos si no teníamos paraguas, que estaba cayendo la de dios. Me reí y le dije que daba igual, que ya me secaría cuando volviera a Espein... Qué mema, por dios. El directo, quiero pensar que fue. 

Y nada, byebyes y a empaparnos a la calle, pero muy contenta. 

A posteriori, confesé que yo sabía quién era la italiana guapa y simpática que había estado con nosotros. Mi compi de excursión me dijo que por qué no le había dicho nada, que la conocía o algo. Pero no podía; aún no he descubierto algo que decir en esas situaciones que no me haga sentirme ridícula. 

Y además, por otro lado, seguramente no hubiera sido la misma conversación si hubiera confesado que sabía quién era. En cambio, me pasé media hora charlando amigablemente con ella y con su hermano Ale. 

Y en fin, hasta aquí el primer episodio de la miniserie Cómo Conocí A... ya que solamente he conocido a Livia y a Dan (que el encuentro con Dan sí que fue muy bochornoso...). 

Habéis conocido vosotros a algún famosín que os molara? O que no os molara? Lograsteis mantener la compostura?

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26 de marzo de 2011

De London, Cuervos y Muertes en Samarra

Hoy es una de estas entradas que no se van a entender demasiado, porque está a caballo entre la necesidad más primaria de pedir votos a favor y en contra, y el hecho de que sin muchos datos, no se va a entender demasiado bien. 
Vivir en Mordor no tiene ventajas y sí muchos inconvenientes, se podría resumir la situación.

Porque por ejemplo. ¿Cómo reaccionaría una persona normal ante el hecho de tener la oportunidad de irse solamente por dos meses y medio a London de nuevo, a terminar el curso, intentar el otro examen, todo esto teniendo una familia con la que quedarse a 5 minutos de su escuela de inglés, y habiéndole dicho su jefa actual que es una oportunidad que no puede desperdiciar y que le guarda el puesto para cuando vuelva? Pues seguramente estaría llorando de la emoción mientras prepara las maletas, imagino. 

¿Cómo reacciona una persona con residencia en el casco histórico de Mordor? Entrando en un estado de pánico crónico en el que la más mínima alusión a tener que tomar una decisión provocan una mijita de ansiedad y el impulso de hacer lo que sea, LO QUE SEA, para retrasarla. 

Tampoco yo lo veo muy normal, pero qué le vamos a hacer. 

Resulta que uno no elige dónde nace ni las pautas mentales de las personas que viven en ese dónde. Y las pautas mentales de mi dónde han sido siempre cuervos, cuervos que ven los miles de peligros y todo lo malo, real  o inventado, de una situación. Así que en lugar de una oportunidad para hacer algo bueno para mí, que es muy poco tiempo en realidad y blablabla, lo que yo veo son principalmente dos cosas: 

-Voy a arriesgar mi vida en el avión inútilmente, porque no es necesario en realidad que vaya. Y la arriesgaría DOS veces.Vale que es el medio más seguro de viajar, dicen los números, pero yo tengo al Spanair y al Air France sobre mi conciencia día y noche, y antes de ello ya me daba pánico también, o sea que en fin. Y el asunto es que, al final, nada es infalible.

-Voy a arriesgar mi vida en London, porque seguro que me ocurre algo, especialmente estar en el medio de un ataque terrorista, ahora que le están dando caña a Gadafi. Sin comentarios, esto se explica por sí mismo xD. 

Otros factores son cosas que dejo aquí a medio hacer, claro, aunque objetivamente 10 semanas no son nada. Y que bueno, que adaptarse a otra familia, niños más mayores, otro tipo de responsabilidades...pues oye, tampoco es fácil. Pero no nos engañemos, mi miedo alfa es lo otro.

Leyendo foros de ayuda a aerofóbicos -que son muy buenos y la gente ayuda mucho, la verdad- y demás, decía no sé quién que la cuestión es, nadie está a salvo de nada en realidad, y morir puedes morir igual de un paro cardíaco sentado viendo la tele. De hecho creo que no sé si era Esquilo o quién, tenía una frase justo así, que decía que ni aun permaneciendo sentado junto al fuego de su hogar, puede el hombre escapar a la sentencia de su destino.Fue justo esto lo que hace un año me hizo decidirme, porque conozco un caso que fue tal cual.

Y como consecuencia natural, entonces me acordé de La Muerte en Samarra. Periódicamente me acuerdo de ella en realidad, y aun así, nunca deja de tener el mismo efecto. 

La Muerte en Samarra

El criado llega aterrorizado a casa de su amo.

- “Señor”, dice, “he visto a la Muerte en el mercado y me ha hecho una señal de amenaza.”

El amo le da un caballo y dinero, y le dice:

- “Huye a Samarra.”

El criado huye. Esa tarde, temprano, el señor se encuentra la Muerte en el mercado.

- “Esta mañana le hiciste a mi criado una señal de amenaza”, dice.

- “No era de amenaza”, responde la Muerte, “sino de sorpresa. Porque lo veía ahí, tan lejos de Samarra, y esta misma tarde tengo que recogerlo allá."
Lavagelio

En fin, amiguitos, que me voy a comer algo a ver si se me aclaran las ideas con el estómago lleno. Y sobre todo, a ver si termino de una vez mi encuentro con Livia, que estoy ahí dándole vueltas y no termino nunca.

Y por cierto, llegué a contar el encuentro con Daniel Radcliffe? *suspirito*



13 de marzo de 2011

Frases Que Arruinaron a la Especie, Vol. I. "El No Ya Lo Tienes"

A cuento de algo que llevo pensando recientemente de nuevo, y que por supuesto tiene que ver con London y con volver para terminar un curso hasta Junio, me ha dado a mí por abandonarme a la reflexión dominical, y he terminado aquí, sin haber hecho nada de lo que tenía pensado hacer, pero con ganas de darle un ratito al qwerty. 

Siempre he pensado que hay frases y tópicos que han detruido por completo a la especie humana. O al menos a las especies humanas no-orientales, que me he quedado de piedra al ver no sólo las imágenes del maremoto de Japón a todas horas, sino algo igual de sorprendente: en medio del caos, las tiendas ofreciendo todo lo que tienen y los japoneses haciendo cola civilizadamente esperando su turno. Esto mismo ocurre en España y a los cuatro o cinco que se les ocurre regalarlo todo, no han terminado de abrir cuando ya tienen los cristales rotos y a 988745867 tarugos dándose de hachazos por pasar por encima de los demás y cogerlo TODO.

Pero retomemos que me ciego. Precisamente a cuento, como decía, de unos planes vagos y aún bastante difusos, se me ha venido a la mente esta frase, sin duda escuchada veces y veces a lo largo de la vida de una: El no ya lo tienes. Y me he dado cuenta de que nunca me ha parecido verdad del todo. 

No digo que no se agradezca cuando alguien la utiliza para dar ánimos a otra persona que está en clara necesidad de que le den ánimos o un empujoncillo para hacer lo que sea que no termina de arrancarse a hacer. Bien hasta ahí. De hecho, perfecto hasta ahí como infusión de ánimo. Pero eso no quita que igual no es estrictamente cierto. 

Por ejemplo, mi situación. Hace poco alguien me dijo, y se lo agradecí y lo agradezco +infinito, que tenía que arriesgarme con algo. Que el no ya lo tenía. Llevo toda la tarde dándole vueltas a ese algo que tengo que hacer, y resulta que lo que tengo no es un no. Que lo que tengo es la esperanza de la incertidumbre. 

Una esperanza doceañera, pudiera ser. Pero esperanza al fin y al cabo. Porque cuando uno aún no ha hecho algo que teme/le cuesta hacer por las razones que sean, y por mucho que racionalmente todo apunte a una respuesta negativa, lo que se tiene es esperanza; esos últimos momentos pre-paso final en los que el veredicto, el verdadero SÍ o NO aún no ha sido emitido en la realidad. No es un NO, es un todavía no es un No. Anticipación y la falsa seguridad de que la realidad aún no ha firmado el NO. 

Vale, y a nosotros qué, os estaréis preguntando con razón -en el caso de que hayáis pillado algo de la amalgama de pensamientos que he soltado ahí sin anestesia. Pues a vosotros en realidad nada, supongo; pero he decidido ir poco a poco haciendo campaña contra las frases y tópicos más dañinos que hay ahí fuera confundiendo almas cándidas.

Y ahora me voy a preparar otra entrada llamada: Cómo Conocí a Livia Giuggioli Firth Mientras Reprimía Dar Saltitos Carpeteros.

6 de marzo de 2011

Freak

 Domingo de Carnaval en Cádiz, y servidora en casa, en bata, en el ordenador.

Si no me gustaran los carnavales, o no pudiera ir por algo, todavía tendría una explicación;  pero la verdad es que es domingo y estoy aquí sin ganas de mover un pie.

La cuestión es que por la Línea 2 me acaban de decir a cuento de esto que es que soy una mijita rarilla. Así que he pensado, hey, por qué no venir a defender públicamente a la gente 'rarilla'?  Otro día os contaré sobre la m.a.s.a., pero de momento os invito a todos a hacer una lista de cosas que os hacen Gente Rarilla. Freaks.

Lista de Cosas que Yo Veo Nomales Pero Que La Gente Considera Frikis:

- Si me ves pensando muy concentrada y de repente aspiro por la nariz, así fuerte, significa que posiblemente a)he tomado una decisión irrevocable o b)he aceptado definitivamente algo que no estaba aceptando. Yo no sabía que lo hacía hasta que me preguntaron por qué lo hacía, dije que no sabía de qué hablaban, y nos pusimos a investigar. Y resulta que es verdad, lo hago. 

-Cuando hablo en público, que lo ODIO, tengo la manía de pasarme el dedo por el tabique de la nariz constantemente. A ver cómo lo explico: pongo el dedo índice en forma de gancho y lo paso por la nariz a cada momento, como si estuviera quitándome una mancha de carbón o tiza o algo.Tradicionalmente, en lenguaje no verbal, resulta que eso significa que la persona miente, con lo cual no sólo me pongo de los nervios por lo que estoy diciendo y por la audiencia, sino que encima se me va la atención a tener que controlar lo de la nariz.

- Si alguna vez voy andando a vuestro lado, os daréis cuenta de que si puedo hacerlo, me pongo a la derecha y os dejo a la izquierda. No puedo evitarlo. Es el lado correcto.

- Si estoy comiendo y veo una servilleta manchada de barra de labios, me dan arcadas. Si es mi servilleta, la doblo hasta que no la vea, o le doy la vuelta. Si es la servilleta de alguien y tengo confianza, confieso la manía, paso por el obligado rato de qué rara eres, blablabla, y a otra cosa mariposa. Si es la servilleta de alguien con quien no tengo confianza, intento poner objetos delante para que no pueda verla, ya que mis ojos se irán hacia allí los muy sádicos. O eso, o disimuladamente la cogeré y la doblaré o la tiraré si se encarta. En serio, es que es un asco tremendo. 

- Si bostezo y digo 'ahhhh' al mismo tiempo, me sale el sonido de Chewacca, el peludo de Star Wars. No me sale de ninguna otra manera posible (lo he intentado). 

- Escribo con la mano derecha y con la izquierda, y en ambas direcciones. Y tardé mucho tiempo en darme cuenta de que lo segundo no era lo normal en todo el mundo.

Podría seguir hasta el día del juicio final, pero había prometido no sólo actualizar, sino hacer algo de provecho, y ya voy regulín. Marditos Domingos.

¿Tenéis vosotros muchas cosas de estas? Vamos a medir el frikismo de la Drawing Room a ver qué sale.

xxx

25 de febrero de 2011

Es Una Verdad Universalmente Reconocida... Vol. 3 y Final

Como iba diciendo (...), el piso de abajo de la casa Austen había llegado a su fin. Bueno, el piso en sí seguía allí, éramos nosotras las que habíamos llegado al final (y eso que habíamos ido todo lo despacio y todo lo detalladamente que pudimos). Así que el momento de subir al piso de arriba había llegado.

Las escaleritas de verdad, qué medía está gente... a punto estuve de volver abajo de nuevo, rodando y con dos dientes menos por traspieses en un par de escalones, porque no me cabían los pies. Y no tengo un 41, amiguitos, tengo un 37.

En la entreplanta, sana y salva después del primer tramo, había una ventanita desde la que también se ve el jardín. No me gusta mucho subir fotos mías, pero bueno, tampoco se me ve tanto... Ésta es la ventanita en cuestión:


La vista desde ahí es increíble. Seguimos subiendo el último tramo, y decidimos dejar la habitación de Jane, a la izquierda, para el final. 

Las habitaciones del piso de arriba, además de la de Jane y Cassandra, eran el dormitorio principal, destinada para la cabeza de familia (la madre de Jane), the Admiral's Room, una habitación que utilizaban los hermanos de Jane cuando visitaban, y un par de habitaciones pequeñas. 

En la primera, la principal, en lugar de un dormitorio, lo que había era una especie de exposición con objetos que pertenecieron a la familia.  A ver qué había por ahí:

Chal de Jane Austen (regalito de su cuñada, es lo que pone en la etiquetilla).
Cositas hechas por...Cassandra, me parece. El pájaro seguro era de ella, los bordados me parece que también de Jane.


Zapatitos de no recuerdo quién, muy típicos para las evenings.




















Mi reino por esta sillita:
Sillita monísima








































 En fin. Seguimos explorando leeeentamente la planta de arriba, y la siguiente habitación que nos encontramos fue:


¿Admirals? Pues sí. Dos de los hermanos de Jane, Francis y Charles, fueron por lo visto personajes muy prominentes y de bastante renombre en su época. Almirantes o algo (ya podría haber yo investigado un poco más antes de contároslo...). El caso es que la habitación tenía un montón de tiestos curiosos y además muy bien conservados.  

Medallas y otros utensilios. La cuchara psh, nada del otro mundo, pero las medallas eran muy molonas, y el libro también.
Lo que también había era mucho material de papelería❤. Cartas y sobres y escritos de la época. Éste de abajo en particular era la invitación formal a un acto/evento/fiestorro a uno de los hermanos, no recuerdo cuál (creo que Francis).





























Y no sé vosotros, amiguitos, pero yo delante de este tipo de cosas me quedo embobada, intentando comprender lo alucinante del asunto. Alguien que estaba vivo y coleando como lo estoy yo ahora, tomó, doscientos años atrás, una pluma, este papel y este sobre, y escribió las palabras que aquel día, doscientos años después y en un país que no es el mío, yo estaba leyendo, cotillamente. Qué cosas.

Y mirad, subo esta foto de Francis porque en serio, es Jane con pelo corto, sin gorrito y con uniforme militar. 
Francis Austen, o The Clone. Qué barbaridad, eran la familia Corta-Pega
Seguimos andando hasta el final del corredor, y allí había...no sé si llamarlo habitación. Era más bien como cuando en las casas se hacen obras y la terracita del salón que no se usaba como tal queda convertida en un trocillo de salón también, un poco apartado. Pues así. Fue la parte más deprimente de la visita, con diferencia. No por el traje molón de la época... 


...sino por lo que veis veis ahí detrás en las paredes. Copias de la carta original que Cassandra escribió a su sobrina Fanny -creo-, relatando cómo habían sido las últimas horas de Jane. Y debajo, los cuadros que veis son la transcripción a máquina, para que se entienda.

Tuve que dejar de leer a mitad de carta. Era eso o perder la compostura y tirarme al suelo a berrear. Qué penita.


"...Desde ese momento hasta las cuatro y media, cuando dejó de respirar, apenas se movió, por lo que tenemos todas las razones para pensar que, gracias al Señor Todopoderoso, sus sufrimientos habían terminado. Un ligero movimiento de cabeza con cada respiración fue la tónica hasta su último aliento. Me senté junto a ella con una almohada en mi regazo, para ayudarla a apoyar la cabeza, que mantuvo fuera de la cama, durante casi seis horas.
El cansancio me hizo renunciar a mi puesto, dejando a Mrs. J. A. durante dos horas y media, y una hora después de volver a tomarlo, exhaló su ultimo aliento. Pude cerrarle los ojos, y ha sido una recompensa para mí poder brindarle ese último servicio. No hubo convulsiones ni nada en su rostro que indicara dolor, sino todo lo contrario, porque excepto el movimiento de cabeza, daba la impresión de ser una bonita estatua. Incluso ahora en su ataúd, su rostro posee un aire de dulce serenidad..." 

Salimos de allí rápidamente, porque no podíamos entrar en la habitación de Jane con esos espíritus, así que nos paramos a mirar los dibujos y las ilustraciones del pasillo. Eran pasajes de Orgullo y Prejuicio. Su Mr. Darcy en concreto me parecía horrendo, pero aun así eran muy curiosos de ver.Ésta en cocreto es la mítica "She's tolerable..." 
































 Y bueno. Después de mirar una por una las miniaturas del pasillo, mi compañera de fatigas y yo nos miramos, miramos hacia la puerta, y decidimos que había llegado ya el momento.


No se me ocurre cómo puedo transmitir qué se me pasaba por la cabeza en ese momento. En condiciones normales, es decir, visitando cualquier sitio con historia con el que tampoco me une nada, alucino con todo y me paso el tiempo reverenciando el lugar y su historia. 

En condiciones especiales, es decir, en la casa de la mujer que escribió una de mis novelas favoritas y la responsable de que yo y medio mundo suspiremos por un gentleman poco hablador y más bien desagradable, no sé qué decir. Curiosamente, es la habitación que menos recuerdo en cuanto a detalles físicos. God Bless my Nikon:

Palabras de Jane acerca de la habitación de uno en la habitación de Jane. De verdad que no sé cómo transmitir qué se siente. Transportación al interior de una de sus novelas no va desencaminado.


No su cama original, sino una réplica de la que tenían cuando los Austen vivían en Steventon.




Vista desde la ventana


Como comentaba en uno  de los pies, la sensación de estar en otra época estando allí dentro es lo que más recuerdo. Obviamente en parte por haber leído sus descripciones, ya que todo parece familiar de un modo u otro. El ambiente en toda la casa en general, y en esta habitación en particular, era de respeto. La gente hablaba bajito, o no hablaban en absoluto. En serio, todo estaba envuelto en una nebulosa que no es de nuestro tiempo.

Estuvimos allí todo el tiempo que pudimos, y cuando ya no hubo arruga de la pared que investigar, nos resignamos a bajar de nuevo. 

Volvimos a pasar por todas las habitaciones una vez más. En la puerta, y aprovechando que la Guardiana del Libro de Firmas se encontraba ausente, aproveché para echarle una plaquita a la constancia de que, servidora, en carne hueso y fanismo, había estado en la casa Austen de Chawton, Alton. 





Y colorín colorado, este cuento se ha acabado. 


xxx

PS: A la vuelta no sólo nos metimos en una tienda muy molona y Miss V. y servidora encontramos dos pañuelos y calcetines/babuchitasdeestarporcasa también molones, sino que entramos en un pub para hacer tiempo hasta la hora del train, y qué me encuentro?


Los All Blacks contra los Springboks. Día redondo total.

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